Hay tanto corazón para sumar a la ecuación que resuelve la incógnita de tu piel. La tangente de mi alma se enreda entre tus integrales de falda corta; que dividen el tiempo y restan cualquier resto de cordura.
Tú. Encarcelada en mi retina, áureo sentimiento el de verte pasar entre las líneas de estas hojas, pero me trazo a solas paralelas en las curvas de tu compás ardiente; matemática ilógica y poco racional que me multiplica el deseo.
Perdido. Me sobran ganas y me faltan dedos, con los que sumarme a los puntos cardinales de tu cuerpo. Geometría entre versos que te dibujen de madrugada en rectángulos de sábanas donde perder la razón.
Lápiz y papel. Para hallar la función directa a tu desnudez, algoritmo que me encierra el código de tus costillas. Se me amontonan los problemas para abrazar el ritmo de tu corazón.